Ferran García de Palau García-Faria
Ârea d’Igualtat – Ajuntament de Corbera de Llobregat
27 de gener de 2018 “El poder del mindfulness“
17 de febrer de 2018 “La gestió de les emocions”
Para la reducción de estrés
Este taller de Mindfulness, impartido en dos días, incluye los contenidos de dos sesiones del Programa de entrenamiento de la atención en 8 semanas MBSR (Mindfulness based Stress Reduction) orientado a mejorar la atención, reducir el malestar o el estrés y a manejarse mejor en situaciones complejas y en momentos difíciles.
El programa MBSR, creado por Jon Kabat-Zinn en la Unversidad de Massachusetts en 1979, es uno de los entrenamientos de Mindfulness más reconocidos y su eficacia ha sido contrastada por numerosos estudios científicos. Las evidencias demuestran sus efectos en generar resiliencia (reducir el estrés) y en mejorar la salud, además de potenciar la capacidad atencional, la inteligencia emocional y promover mejores relaciones interpersonales.
Las sesiones son grupales y su enfoque es experimental e interactivo, incluyendo ejercicios prácticos de atención, relajación, meditación y movimiento consciente, así como explicaciones y diálogos sobre los procesos de la mente y el cuerpo.
Ferran García de Palau García-Faria
Ârea d’Igualtat – Ajuntament de Corbera de Llobregat
21 d’octubre de 2017
¿Has practicado alguna vez Mindfulness?
¿Encuentras muy aburrido sentarte a meditar?
¿Crees que es algo difícil de incorporar a tu estresante ritmo de vida?
Descubre el Mindfulness en un contexto informal, con ejercicios que te sorprenderán.
Este taller te propone acercarte al Mindfulness desde una perspectiva informal y lúdica para que tengas una toma de contacto con este entrenamiento mental y ancestral filosofía vital que mejora el bienestar físico y emocional, cuyos resultados vienen avalados por multitud de estudios científicos de las más prestigiosas universidades e instituciones sanitarias de todo el mundo.
La pasa.
Este es uno de los ejercicios más utilizados en los talleres de mindfulness en todo el mundo. Es tan sencillo como revelador. Se trata de tomar una pasa. Sí, una simple uva pasa. Pero no nos la comemos, no aún.
Primero se observa con detalle y hay que centrarse en darse cuenta del amplio abanico de colores y tonalidades, de cómo incide la luz en sus pliegues, en su textura rugosa. En lo irregular de sus formas a nuestros ojos. Se trata de captar todo lo que se pueda ver. Luego, hay que cerrar los ojos y tocar la uva pasa. Pero con mimo. Hacerla bailar entre los dedos, para darse cuenta de su tacto, del nuestro; de cómo se mezcla su piel con la nuestra.
Después, con los ojos cerrados todavía, nos ponemos la pasa en la boca. No la mordemos, sino que la acariciamos con los dientes primero para luego notar que cae en nuestra lengua, acolchándola. Ahora exploramos con la lengua, de la misma manera que hemos hecho con los dedos. Lentamente. Sin prisas. Disfrutando de todo lo que una simple e insignificante uva pasa nos puede ofrecer. Al final, ahora sí, la mordemos. Y somos conscientes de una explosión magnífica que se produce en nuestros sentidos. Percibimos su sabor, cómo se funde y confunde con el nuestro, con la saliva, con el gusto. Tratamos de llenarnos toda la boca con esa mezcla, llegando a todos los rincones. Solamente entonces nos tragamos la pasa y notamos cómo baja por la garganta, cómo abandona la boca y se integra en nuestro interior. Una vez finalizado el ejercicio, esperaremos unos segundos para abrir los ojos y celebrar que hemos disfrutado de una pasa, tal vez por primera vez en la vida, en lugar de engullirla. La hemos sacado todas las posibilidades que tenía para ofrecernos. Eso es lo que ocurre con el presente, que si lo engullimos con las prisas y la falta de atención, no dejamos que nos dé todo lo que tiene para ofrecernos.